martes, 24 de septiembre de 2013

La atención al embarazo y el parto en Puerto Rico y la venta de neveras: una comparación interesante


Cuando usted visita una tienda en la que se venden neveras en Puerto Rico, como hicimos nosotros en estos días, verá que todos los modelos tienen adherida una tarjeta con información sobre sus características de capacidad, mecanismo de deshielo y otras amenidades, así como unos datos sobre su consumo de energía.  Estos datos incluyen un estimado de costos anuales en consumo de electricidad, en kilovatios y en dólares, y su posición entre modelos comparables en el mercado. La tarjeta presenta, además, claras advertencias de la prohibición existente sobre remover esa tarjeta antes de la venta de la nevera. Esas advertencias aplican en los Estados Unidos y en Canadá, y están claramente explicadas en los idiomas inglés y francés. El vendedor de la tienda, por su parte, nos explicó claramente el contenido y significado de todo lo impreso en la tarjeta. Le preguntamos si acaso a su tienda, o al fabricante de la nevera, no les parecía que esa tarjeta constituía una intromisión indebida del gobierno en su negocio y en la gestión de compra y venta de neveras. Nos contestó que no, que todo lo contrario. Esa información, nos dijo, le permitía al fabricante demostrar las ventajas competitivas de su producto frente a los de la competencia. A él, por su parte, le ayudaba a tener en el inventario de su tienda aquellas neveras con las mejores características para la venta. Al cliente potencial, nos añadió, le permitía escoger el producto que más le convenía. Nos pareció muy lógico lo que nos dijo. Le compramos, por cierto, una nevera.
En estos días se está trabajando en el Senado de Puerto Rico un proyecto de ley que establecería el derecho de una madre embarazada a preguntar, y obtener la respuesta, sobre la tasa de cesáreas que tiene el obstetra que la atiende y el hospital dónde éste le atenderá el parto. Un proyecto similar se aprobó por la Cámara y el Senado de Puerto Rico en el 2008. Lamentablemente, sufrió el trágico fin de un veto de bolsillo por el gobernador de entonces. Se opusieron a este proyecto tanto el Colegio Médico de Puerto Rico, presidido tanto entonces como ahora por el doctor Ibarra, y la Secretaria del Departamento de Salud de aquel entonces. ¿Cómo es posible, cabe la pregunta, que al comprador de una nevera se le tenga que dar información sobre el producto que interesa comprar, pero a la madre embarazada que compra servicios médicos para cuidar de la salud y la vida tanto de ella como de su bebé, los médicos y los hospitales no tengan que darle un dato tan básico como la magnitud del riesgo de que su parto termine con cirugía mayor y no mediante un parto vaginal? Si hay un país en el mundo en que ese derecho no debiera cuestionarse, es el nuestro, donde tenemos una tasa de cesáras entre las más altas del mundo, 46.3%, casi la mitad de las embarazadas. Peor aún es ese dato cuando lo comparamos con la recomendación internacional de la Organización Mundial de la Salud, la cual recomienda que ningún país debe tener una tasa de cesáreas superior al 15%. O sea, 2 de cada 3 cesáreas en Puerto Rico tienen una validez cuestionable, y encima las madres no tienen derecho a obtener la información sobre la práctica del obstetra y el hospital que la atienden.
Recordamos a nuestro amigo de la tienda de neveras. Los fabricantes, y los vendedores, de neveras ofrecen con gusto esos datos sobre su producto como una prueba de la superioridad de éste frente a la competencia. Los obstetras y los hospitales debieran hacer lo mismo si piensan que están haciendo las cosas bien. De hecho, la recomendación actual del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), en sus políticas sobre calidad y seguridad para las madres, dice que esta información debiera estar disponible de forma transparente por todos los componentes del sistema de servicios de salud reproductiva. Esconder esos datos y oponerse al recurso legal, el que le queda disponible a la comunidad, levanta la sospecha de por qué no quieren decir las estadísticas de cesáreas que realizan los obstetras y los hospitales. ¿A qué le temen? ¿Qué esconden? Exhortamos a todas las madres y a todos los puertorriqueños y puertorriqueñas que creen en la verdad y la transparencia en la prestación de servicios de salud a que apoyen este proyecto y hagan sentir la fuerza del pueblo sobre los políticos para que no les tiemble el pulso ante las presiones de los grupos de interés.

José J. Gorrín Peralta, MD, MPH, FACOG, FABM
Ana M. Parrilla Rodríguez, MD, MPH, FABM, LCCE   

2 comentarios:

Profa. Wanda Colón dijo...

Hola,
Después de 10 años de haber padecido una cesárea, estoy embarazada nuevamente y mis médicos se niegan a un VBAC, alegando que el útero esta lastimado. No deseo volver a sufrir la recuperación de una cesárea, pero los médicos que he llamado no practican el VBAC.

Me parece inconcebible que siendo yo la que esta pagando los servicios, siendo el VBAC una practica aprobada con un 70% de éxito y siendo yo quien va a tener que lidiar con dos niños, un trabajo y una herida de cesárea, no pueda seleccionar cómo quiero traer mi hijo al mundo.

¿Qué otras opciones existen para mí?

Ana M. Parrilla Rodríguez, MD, MPH, FABM dijo...

Hola! Se como te sientes y es una situación muy frustrante. Desafortunadamente muchos médicos no hacen partos vaginales después de una cesárea, en contra de las recomendaciones de ACOG. En Puerto Rico hay algunos obstetras que sí te va ayudar a intentar un parto vaginal después de una cesárea. Los residentes de obstetricia y ginecología del Hospital Municipal de San Juan y del Hospital Universitario (UDH) si hacen partos vaginales después de una cesárea y son una excelente opción. Si deseas nombres de obstetras en práctica privada escríbeme a aparrilla@draparrilla.com.